Saboreemos en este día la Liturgia que nos habla en el libro de los Números cap. 21, 4-9, el episodio de cuando los mordidos de serpientes venenosas miraban a la serpiente del estandarte, quedaban curados al mirarla. El secreto de la curación estaba en mirar al estandarte. Quedaremos curadas, sanadas en la medida que sepamos mirar el estandarte de la Cruz. Esa mirada, sana, cura. Examinemos cómo miramos, desde donde miramos… “De la contemplación de Cristo Crucificado ha nacido lo que constituye nuestro patrimonio espiritual y los elementos específicos que condicionan nuestra vocación dentro de la vida religiosa” Car. 3
No podemos salirnos de esa contemplación amorosa, estamos condicionadas. Nuestra fidelidad a la vocación recibida depende de la mirada amorosa a la Cruz. De ahí nos viene la fortaleza y el amor para la vivencia de la vida fraterna y el ardor apostólico que debe contagiar a los que se relacionan con nosotras.
Hoy compartimos nuestra vida, senda y luz con este folleto del nacimiento de nuestra Congregación.
Nuestra-Vida-Senda-y-Luz