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sobre nosotras

Las Hermanas de Cristo Crucificado compartimos una vocación de entrega a Dios y a las personas más necesitadas. Desde la sencillez y cercanía, esa llamada se concreta en la promoción humana, la oración, el servicio pastoral, educativo y asistencial en pueblos y zonas rurales, donde no llegan otros.

Tras la Guerra Civil...

España quedó marcada por la pobreza, miseria y división. Especialmente en el campo. Y fue ahí donde María Séiquer y Amalia Martín sintieron la necesidad de ayudar. Descubrieron que su amor a Jesús en la cruz les impulsaba a estar con quienes más sufrían en estas zonas. Decidieron unir a un grupo de mujeres que formaron la Congregación de las Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado, en la localidad de Santo Ángel (Murcia). Y así comenzaron a trabajar, mediante iniciativas pioneras en reconciliación, educación y promoción humana, visita a los enfermos y atención a las familias campesinas más pobres.

Y fuimos creciendo

A lo largo de los años, hemos crecido en proyectos, escuelas, colegios y misiones. El 7 de enero de 1975 el Instituto recibió la aprobación pontificia por el papa san Pablo VI. Hoy nuestra labor se extiende a distintos pueblos de España, Bolivia, El Salvador, Honduras, República Dominicana, Guatemala y Mozambique.

nuestras fundadoras

dos mujeres de dios

Madre María Séiquer Gayá

Nació en Murcia, el 12 de abril de 1891, fue educada por las religiosas de Jesús María. En 1914 se casó con el médico Don Ángel Romero Elorriaga, se instalaron en la casa «Villa Pilar» en Santo Ángel, que años después quedaría como Casa Madre de la congregación. Tras la muerte de Don Ángel, el 13 de septiembre de 1936, María descubrió y maduró su vocación religiosa. En 1939 fundó con Amalia Martín de la Escalera el Instituto de Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado, poniendo en valor el amor, la entrega de Jesús en la cruz y el perdón por encima de cualquier situación de dolor. Desde entonces, se entregó, como Superiora General de la congregación, a la extensión de la educación y formación de los niños, hombres y mujeres de pueblos y aldeas, a través de nuevas escuelas. Murió el 17 de julio de 1975. El 4 de febrero de 1989 se abrió el proceso de canonización.

Oh Dios, que concediste a la venerable Madre María la gracia de un apasionado amor a Cristo Crucificado, que le inspiró la entrega de su vida y la fundación de una Familia Religiosa para su gloria y la manifestación de su Amor, mediante la Evangelización de los pueblos y aldeas más abandonados.

Haznos también a nosotros, vivir ese misterio de amor de tu Hijo Crucificado, y dígnate escuchar nuestra súplica, por la glorificación de la venerable Madre María, por cuya intercesión confiamos, nos concedas la gracia que nos atrevemos a pedir…

Así sea.

Madre Amalia Martín de la Escalera

Nació en Santander, el 22 de mayo de 1895. Con su amplia familia, vivió siempre el amor a los pobres y necesitados, ayudándoles en sus necesidades materiales y formación espiritual. Desde muy joven sintió la necesidad de consagrar su vida a extender el reinado de Cristo Crucificado entre la gente de los campos, pueblos y aldeas. Tras el encuentro en Salamanca con María Séiquer Gayá en la residencia de las HIjas de María Inmaculada, vió con claridad que su sueño puede hacerse realidad. En 1939 acompañó a la Madre María a Murcia para fundar una nueva congregación religiosa femenina que se ocupara exclusivamente de los núcleos rurales alejados de los grandes centros urbanos. Su deseo era que todo el trabajo apostólico estuviera precedido y cimentado en la oración, sin la cual no veía la posibilidad de poder irradiar a Cristo. Murió el 1 de marzo de 1984 en la casa «Villa Pilar», rodeada de sus hermanas de comunidad y despidiéndose de ellas.