Dios está presente en todas las cosas, por su inmensidad, pero en las almas cristianas lo está además en Gracia y sobre todo en las almas que le aman con amor especial, no está en ellas por inmensidad solamente si no por deificación.
Él, el Padre y el Espiritu Santo vivirá en las almas que le amen.
Dios vive y se comunica con las almas divinizadas por la fe y la gracia.
Dios se nos ha dado, nos ha elevado a la vida divina por medio de esta inhabitación de Dios en nosotros.
La finalidad del mensaje de Dios a la Iglesia es esta deificación de las almas con Dios por su comunicación.
Lo esencial en la vida religiosa ha de ser o es igual en todas las órdenes, todas tenemos el mismo ideal y en el mundo todas tenemos que seguir el mismo camino, Cristo, y tener un mismo ideal, alcanzar nuestra mayor perfección por medio de la meditación de este mismo Cristo.
La santidad consiste en amar a Dios sobre todas las cosas, pero la religiosa por su Profesión, van por una senda mucho más perfecta y segura que la de los demás cristianos.
La Unión Fraterna elemento fundamental de la vida religiosa, de unión con Cristo.
Para imitar a Cristo es preciso amarle. El amor lleva siempre a la imitación.
El convencimiento y la imitación de Cristo, ideal y fin único de la vida religiosa.
La vida religiosa está destinada a dar una copia más exacta de Cristo que la que debe de ser un cristiano cualquiera.
El divino Modelo sea copiado por las diversas órdenes religiosas, distinguiéndose cada una en la copia de una manera especial alguna de las virtudes enseñadas por Cristo.
La vida contemplativa no se puede separar de la vida activa, han de unirse las dos vidas para que se cumpla en ellas la copia de la vida de Cristo.
Escritos Madre Amalia Martín.
Libreta 2, sin fecha.
Archivo Casa Madre “Villa Pilar”