Preparamos esta hoja de Nuestra Venerable Madre María Séiquer en una época compleja. Aislados y protegidos de un mal que nos acecha, que llegó sin avisar y que ha sido capaz de parar el mundo, este mundo imparable.
Nadie podía imaginar que algo semejante iba a suceder. Este virus, este intruso, nos ha hecho caer en la cuenta de que la vida es muy frágil, que lo seguro se puede transformar en incierto y que lo que apenas damos valor, comienza a ser imprescindible, como nuestra posibilidad de salir a la calle, de caminar por donde queramos, de ver a nuestros amigos y familiares, de besarnos, de abrazarnos, etc.
La incertidumbre de hasta cuándo y por qué de esta situación ha pasado a ser una pregunta en nuestras mentes. No obstante, muchas más cosas en nuestra vida son inciertas: quién será mi pareja, cual será mi destino en el trabajo, cuántos hijos tendré, que enfermedades padeceré… cuándo y cómo moriré…, pero vivimos como si todo estuviera “amarrado y bien amarrado en nuestras manos”, como si todo dependiera de nosotros. Ahora, esta situación nos hace chocar con otra realidad: Podemos programar, organizar, preveer pero no todo lo podemos controlar.
Madre María supo vivir en la incertidumbre. Vivía el día a día, el presente, el momento. ¿Sabéis por qué? Porque confiaba y se dejaba en las manos de Dios. Su certeza era su amor en y de Dios, y su bastón, su fe. “Si pongo mi confianza en tus divinas manos, Padre, ¿qué puedo temer?” “El Señor no deja a un pobre pajarillo sin atenderlo, por lo tanto, mucho menos deja a sus hijos”.
Estamos en momentos de espera, inseguridad, cambios. A un mundo seguro, orgullosamente desarrollado a nivel tecnológico, llega una aplastante realidad: No lo podemos todo, somos muy frágiles y pequeños. No lo sabemos todo ni lo controlamos todo.
¿Qué podemos aprender de este momento?
Son momentos en los que la oportunidad de sacar lo mejor del hombre/mujer se hace evidente. Nos puede salir la mayor generosidad y solidaridad o la mayor estupidez y avaricia.
Quizás podemos caer en la cuenta de que necesitamos pocas cosas, que la vida y la muerte van de la mano no siendo dueños de ellas ni los ricos ni los pobres, ni los sabios ni los necios.
Madre María, nuestra querida Madre María, ¿Qué nos diría en estos tiempos con su vida y mensaje?