DIA DE LA VIDA RELIGIOSA

El día dos de febrero, fiesta de la Presentación del Señor, celebraremos la Jornada de la Vida Consagrada. La consagración implica una entrega total para que el proyecto divino sobre la humanidad vaya realizándose entre nosotros.
El Papa Francisco nos ha recordado en la encíclica Fratelli tutti que Dios quiere que todos los que formamos la gran familia humana lleguemos a ser y a vivir como verdaderos hermanos, porque somos hijos suyos, y de este modo anticipemos su Reino en nuestra historia. El Papa indica en el primer capítulo de la encíclica algunos hechos que nos muestran que nuestro mundo está herido: las personas son valoradas por su utilidad; el reconocimiento y la defensa de los derechos humanos no es igual para todos; los pobres son los que más sufren las consecuencias de las catástrofes naturales; la dignidad de los migrantes no es respetada; el diálogo entre los pueblos y las culturas no acaba de ser una realidad constructora de paz…
Las personas consagradas viven la vocación como una pasión por el Reino. La entrega total a Dios les permite entregarse totalmente por el Reino. Lo más importante de su testimonio no es lo que hacen, sino lo que anuncian. Como dice el lema de la jornada de este año, la vida consagrada es una “parábola de fraternidad en un mundo herido”. Su fraternidad en la fe se hace fraternidad humana, y su fraternidad humana llega a ser fraternidad divina y, por ello, anticipación de lo que Dios quiere para toda la humanidad.