ASAMBLEA CONGREGACIONAL

En medio de la situación provocada por la pandemia que ha caracterizado el año 2020, las hermanas del equipo de animación de la Delegación Centroamérica y el Caribe convocaron a la asamblea formativa en el contexto de la celebración de los 81 años de fundación y en el año de preparación al Capítulo General que se realizará en agosto del 2021. Lo maravilloso de este encuentro ha sido que había representación de los tres continentes España representando Europa donde nació nuestra congregación, Centro América y El Caribe, Bolivia y África.

Los temas que compartimos han sido:

  1. “Retos y Desafíos para la Vida Consagrada en la post-pandemia” el cual fue compartido por la Hna. Liliana Franco, presidenta de la Conferencia Latinoamericana de Religi@s.
  2. “Otro modo de ser vida consagrada en el contexto actual.” “Hagan lo que Él diga, Ya es la hora.”  En este tema cuyo fondo ha sido la re-estructuración nos acompañó la Hna. Cristina Robainas.

La experiencia en el compartir ha sido hermosa, hemos estado la mayoría de hermanas de la congregación, siendo la primera Asamblea en la que hemos participado las fuerzas vivas hermanas entre 35 años hasta hermanas mayores de 90 y más años. Esto ha sido un regalo de Dios, un kairos para cada hermana.

La dinámica que hemos seguido ha sido sencilla como los medios virtuales lo permiten, exposición, preguntas y posteriormente trabajos en grupo, esto ha sido una rica experiencia para todas las hermanas, el respeto, la escucha y el contemplar los procesos de nuestra congregación nos ha permitido visualizar no sólo como estamos, sino también hacia donde hemos de caminar como congregación.

En los trabajos de grupo se notaba sinceridad, deseo profundo de compartir y vislumbrar la necesidad de desinstalarnos de nuestras seguridades y poner la mirada  y todos los sentidos, para contemplar a Cristo Crucificado como centro y culmen de nuestra vida.

El poder hacer vida el carisma y darle aires nuevos, estar atentas a la gracia de la Ruah que invita a cada hermana a salir de la comodidad de nuestras casas e ir a la periferia donde están los crucificados de la historia, donde la vida clama.

Vivir en salida, vivir itinerantes, estar disponibles para el Reino y vivir con pasión el seguimiento a Cristo Crucificado, plantearnos el cómo percibimos y vivimos la misericordia de Dios, en este mundo fragmentado, dolido y sufriente.

Volver nuestra mirada fuera de nuestras estructuras y transformarlo en una mirada a la marginalidad, empezando por descubrir nuestro mundo de relaciones en nuestras comunidades y en toda la congregación para cuestionarnos que hay hermanas en la marginalidad, por otra parte esto se traduce hacia la sociedad donde se excluye.

Volver a las relaciones fraternas/sororales, que nos permitan ser acogedoras, incluyentes, equitativas, reciprocas, recuperando así el ardor y la pasión por la vida y el reino de Dios en medio del mundo y en la Iglesia.

 Recuperar la centralidad del carisma y la vivencia en radicalidad, beber de nuestro propio pozo y dar a los y las demás lo que en el interior hemos saboreado.

Cada ponencia ha sido sentir, gozar, dejar que nuestros corazones ardieran al escuchar la propuesta evangélica de seguir comprometiendo la vida al servicio de los crucificados de la historia.

Se ha vivido hondamente esta asamblea, la constancia, la solidaridad, la apertura, el compartir sincero y ameno, el sentir aires nuevos, nos hace reconocer nuestras tinajas que pueden ser de piedra, pueden estar vacías, se puede tocar su fondo, se puede bucear en ellas, pueden estar llenas de agua o del vino bueno, donde Jesús hizo el milagro por petición de María nuestra Madre en las bodas de Caná.

La fiesta no puede acabar… Ya es la hora de:

  • Vencer los miedos
  • De seguir juzgando
  • De flexibilizar estructuras mentales y congregacionales
  • De vivir relaciones fraternas y sororales más comprometidas
  • De actualizar y compartir nuestro carisma con la vida
  • De que toda la congregación nos pongamos en camino
  • De que cada hermana seamos corresponsables del rumbo de nuestra congregación
  • De cuidar la casa común y comprometernos con una vida sencilla y austera
  • De escucharnos todas y transitar nuevos caminos que nos permitan vivir la reestructuración como una enorme sinfonía en la que si falta alguna hermana se rompe la armonía.
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 “¿Algo nuevo está brotando, no lo notan?” (Is. 43,19)

TODO A MAYOR GLORIA DE CRISTO CRUCIFICADO